Nuevos personajes y situaciones hacen que la adaptación de esta genial obra del universal dramaturgo tome “cuerpo” como obra única. Elevamos al rango de “comedia” lo que en su día fue “entremés”; uno de los más populares de Don Miguel de Cervantes.

El juez de los divorcios se divide en cuatro episodios. El primero, el caso de Mariana y el Vejete, quienes demandan divorcio al juez. La siguiente pareja son El Soldado Poeta y su esposa, Doña Guiomar. Después, El Cirujano y La Señora Aldonza de Minjaca llegan a presentar sus desavenencias.  Y por último el caso del Ganapán, quien viene solo.

Cuatro situaciones llenas de comicidad y energía que nos harán reflexionar sobre la institución del matrimonio y su eterno enemigo, el divorcio. Pocas cosas han cambiado.

El juez no aprueba el divorcio en ninguno de los casos porque según él no se ha presentado evidencia suficiente para merecerlo. Fantástica ironía de Cervantes. Para dar fin a la obra, unos músicos acuden a tocar y trovar en compañía de los demandantes de divorcio, en un fin de fiesta barroco y carnavalesco.

Quince personajes para siete actores que suben al escenario con el propósito de hacerles reír y llenar la escena de música, luz y color.